Editorial
Haz brotar tu vida pura en tus imágenes oscurecidas.
El Mensaje Reencontrado XVI, 19’
Los rabinos hebreos a menudo explican los profundos misterios de la Cábala divina mediante ejemplos, por ello acostumbran a empezar sus enseñanzas diciendo: «¿A qué se parece la cosa?» y después narran una anécdota de este mundo, en la que se refleja el misterio que quieren explicar. Los grandes poetas de la Antigüedad cantaban los secretos de la Gran Obra alquímica bajo el velo de las leyendas de los héroes míticos. Podríamos encontrar ejemplos en todas las tradiciones, pues los sabios siempre han enseñado sin profanar, sugiriendo, invitando e induciendo, para que aquellos que no conocen vivencialmente la experiencia de la realidad sagrada, se despierten, y abran, poco a poco, los ojos y los oídos, e inicien el único viaje que realmente cuenta para conocer directamente el misterio revelado que fundamenta todas las tradiciones.
Al igual que los ejemplos retóricos, las representaciones figurativas también han sido utilizadas por los sabios conocedores para orientar e instruir a los buscadores. El gran alquimista Geber comentaba al respecto: «Los antiguos ocultaron los secretos de la Naturaleza no sólo en escritos, sino también mediante numerosas imágenes, caracteres, cifras, monstruos y animales representados y transformados de maneras diversas».
Las imágenes que presentamos en este número de La colección La Puerta son como emblemas, esto es, y siguiendo la etimología de la palabra, ilustraciones ‘insertadas’ en los textos, de tal modo que la imagen y la palabra están completamente vinculadas para conducir a los estudiosos hacia el contenido que quieren explicar los sabios inspirados. Sin embargo, hoy en día, estas imágenes se extraen de su engaste natural para decorar cualquier publicación de temas herméticos, normalmente totalmente ajenos a la intención de su creador. Los textos auténticos que acompañan las imágenes acostumbran a ser complejos, demasiado difíciles y pesados, por lo que con mucha frecuencia se presentan las imágenes solas, ilustrando temas de distinto interés, como si fueran mandalas occidentales, que incitan a la mística y a la crisopeya.
Este número de La colección La Puerta lo dedicamos a retornar, si se puede decir así, las imágenes a su lugar original, como complemento inseparable de los textos originales, para que nos conduzcan con discreción e ingenio hacia la intención de los sabios, aquellos que muestran el principio y el final de la Gran Obra. El principio es la Cábala y el final la Alquimia. Por medio de la Cábala se recibe el don divino que es el comienzo de la Gran Obra, gracias a la Alquimia esta misteriosa materia es llevada a su perfección y puede producir los deseados frutos. Una no puede ir sin la otra. En la mitología clásica estas dos ciencias se representaban bajo las formas de Mercurio y Apolo. Mercurio es el mensajero de los dioses que revela a los hombres los misterios iniciáticos, Apolo representa el sol encarnado, siendo el dios de la medicina y de la palabra profética, pues cuando la Gran Obra ha sido terminada, es cuando puede ser transmitida y se convierte en medicina para el hombre caído
Los diferentes artículos del libro que el lector tiene entre sus manos muestran algunos aspectos de este misterio, según lo han enseñado los sabios en las ocasiones que han utilizado imágenes para exhortar a su búsqueda. Cada artículo empieza con una inicial ornamental realizada por Bruno del Marmol, colaborador de EH durante muchos años e inspirada en sus textos. Al final, un artículo sobre este alfabeto dará algunas pistas para su comprensión.