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«RIQUETE
DEL COPETE» DE CHARLES PERRAULT SEGÚN EL SENTIDO CABALÍSTICO
Introducción
Los Antiguos enseñaron que por la
transgresión de nuestros primeros padres, el Nombre Divino fue
partido en dos partes. Las dos primeras letras se separaron de
las dos últimas. Desde entonces, estas dos partes que están
vivas, se buscan eternamente, errando por los mundos. La obra de
la cábala es reunirlas, también se la denomina obra marial o
mesiánica.
Las dos primeras letras, IH,
forman la palabra IA. Está en el cielo donde sueña
eternamente, siempre insatisfecha. En hebreo, son la iod y
la hé.
Las dos últimas letras son la V
y la H. Se pronuncian Hu, lo que significa en
hebreo, «él», es decir vav y hé. Se encuentran
en este mundo de exilio con el hombre que posee el sentido y la
palabra, pero extraviados y reducidos a las dimensiones del
exilio.
Las dos primeras son un ser
insensato que se sueña y se piensa sin conocerse. Las dos
últimas son un ser afeado por la concupiscencia de lo sensible
en exilio.
Tales son el cielo y la tierra que
debemos reunir para formar el reino, y los cristianos dicen en
sus plegarias: «hágase tu voluntad así en la tierra como en el
cielo... » para no hacer de ellos más que una única cosa.
Por esta razón encontramos en el Deuteronomio
VI, 4:
«escucha, Israel, IHVH
nuestro Dios, IHVH es uno».
Esto no significa que esté solo (1) sino
que viene a ser como si dijera: deja a los demás pueblos venerar
a un Dios inaccesible en el cielo o prosternarse ante un ídolo
terrestre impotente. Tu Dios, el tuyo, Israel, es la unión del
cielo y de la tierra, por ello es uno, porque está reunificado.
En las ediciones tradicionales
judías, la última letra de la primera palabra «escucha», en
hebreo shemá es una aïn, impresa de mayor tamaño
que las demás. Igualmente, la última letra de la palabra
«uno», en hebreo ehad, es una dalet y también es
mayor que las demás letras. Los escribas quisieron hacer
resaltar estas dos letras: reunidas, forman la palabra ed,
testigo, para indicar que el verdadero israelita es el testigo de
esa unidad reencontrada.
Estos son los testigos de Jehová.
Esperamos que se comprenda mejor,
después de recordar esta enseñanza, la historia de Riquete del
Copete y de su bella novia, y como el amor, reuniéndolos,
les devolvió a ella el sentido y a él la belleza.
Este cuento es un midrás
destinado a los niños para decirles a qué se parece la cosa.
Los niños no necesitan explicaciones pues son inteligentes y lo
comprenden todo en seguida. Pero los mayores han ido a la escuela
y siempre hay que explicarles las cosas. Así pues, el estudio
que vamos a leer les está destinado.
RIQUETE DEL
COPETE
De fino amor
viene sentido y razón.
T. DE CHAMPAGNE
(Rey de Navarra,
1201 - 1253)
Cuento
Érase una vez una reina que dio a
luz un hijo tan feo y contrahecho, que durante mucho tiempo se
dudó si tenía forma humana.
Comentario
Este hijo era, pues, de alta cuna.
El recuerdo de su origen elevado permanece en él. He aquí a
Riquete: deseo de arte soñando.
Cuento
Un hada que estuvo presente en su
nacimiento aseguró que no dejaría de ser agradable, pues
tendría mucho ingenio; añadió incluso que podría, en virtud
del don que ella acababa de concederle, dar tanto ingenio como
él tuviese a la persona a quien más quisiera.
Comentario
El Arte tiene su hada aparecida en
el momento de una primera y secreta iniciación llamada
nacimiento en este caso. Este hada decide el lote, la orden que
da se revela desde el principio del cuento: Riquete no errará en
busca de una esposa; dándole el sentido la liberará de un
sueño vacío. En efecto, no hay conocimiento sin el sentido que
posee Riquete.
Cuento
Todo esto consoló un poco a la
pobre reina, que estaba muy afligida por haber traído al mundo
tan feo monigote. También es verdad que, en cuanto empezó a
hablar, el niño dijo mil cosas bonitas y tenía en todos sus
gestos un no sé qué de ingenioso, que estaba uno encantado con
él. Me olvidaba decir que vino al mundo con un pequeño copete
de cabellos en la cabeza, que dio lugar a que lo llamaran Riquete
el del copete, pues Riquete era el patronímico de la familia.
Comentario
Aunque gentil en palabras, tan feo
señor no será bello amante. El pequeño copete de cabellos
sobre su cabeza designa el gancho de la letra vav .
La palabra vav en hebreo significa anzuelo.( La letra vav
en hebreo se escribe 1 . La grafía de la letra evoca pues
la forma de un gancho) El narrador ha expuesto su pensamiento con
claridad.
Con la palabra, Riquete posee la
medida de todas las cosas
Cuento
Al cabo de siete u ocho años, la
reina de un reino vecino dio a luz dos niñas.
La primera que vino al mundo era
más bella que el día: la reina se puso tan contenta, que se
temió que una alegría tan grande la perjudicara.
La misma hada que había asistido
al nacimiento del pequeño Riquete del copete estaba presente y,
para moderar la alegría de la reina, le declaró que la
princesita no tendría nada de ingenio y que sería tan estúpida
como hermosa.
Aquello mortificó mucho a la
reina; pero unos instantes más tarde sintió una pena mucho
mayor, pues resultó que la segunda hija que dio a luz era
extremadamente fea.
«No os aflijáis tanto, Señora,
le dijo el hada, vuestra hija será compensada por otro lado y
tendrá tanto ingenio, que apenas se darán cuenta de que le
falta la belleza.
-Dios lo quiera, respondió la
reina. ¿Pero no habría medio de poder dar un poco de
inteligencia a la mayor, que es tan hermosa?
-No puedo hacer nada por ella,
Señora, en lo tocante al ingenio, le dijo el hada, pero lo puedo
todo en lo tocante a la belleza; y como no hay nada que no quiera
hacer para satisfaceros, voy a otorgarle el don de poder volver
hermoso o hermosa a la persona que le guste.»
Comentario
Hay dos hijas, también de alto
linaje, pero la primera es muy distinta de la segunda.
Cuando nace la primera el hada
dice también el destino: ser bella pero estúpida. Este estupor
indica precisamente un espíritu desprovisto de sentido. De
errar, tal naturaleza, en su sueño no se alegra. Su destino de
amor será borrar la fealdad dando la belleza a quien le plazca.
Los griegos conocían bien a esta
hermosa doncella: en sus Misterios, la denominaron Hué,
que significa «¡Llueve!».
Pero entretanto, soledad no
engendra ni sentido para ella, ni belleza para él.
Respecto a la segunda hija, fea
pero sensata, no tendrá destino de amor. Leamos que adquirió
razón en este bajo mundo por la experiencia de la vida de los
sentidos. Pero el cuento ya no hablará de ella, ya que no
tendrá futuro en el Arte. Su esperanza de belleza se ha helado
en los tétricos sentidos vulgares. He aquí por qué el cuento
la define fea.
Admiremos también la alusión al
número siete.
De un primer tiempo medido por
siete nació este Hué; es el número del alma del mundo.
Del mismo modo, toda creación ligando su mundo nace de una
semana mágica como lo ha mostrado con claridad el sabio Moisés.
(Se observará la indicación voluntariamente imprecisa: «al
cabo de siete u ocho años». La historia explicada transcurre en
una época indeterminada y esta imprecisión temporal está en
conformidad con el estilo del narrador. Si el número siete marca
el tiempo de la creación y se refiere al alma del mundo, el
número ocho se refiere al Mesías que aparece, según la
Tradición, el octavo día.)
Cuento
A medida que fueron creciendo las
dos princesas, sus perfecciones crecieron también con ellas, y
en todas partes no se hablaba más que de la belleza de la mayor
y de la inteligencia de la menor.
También es verdad que sus
defectos aumentaron mucho con la edad. La menor se volvía más
fea a ojos vistas y la mayor se volvía cada día más estúpida.
Y así, o no contestaba a lo que le preguntaban o decía una
tontería. Además era tan torpe, que no hubiera podido colocar
cuatro porcelanas en el revellín de una chimenea sin romper
alguna, ni beber un vaso de agua sin echarse la mitad en el
vestido.
Comentario
Al mencionar la estupidez de esta
bella princesa, se alude a su insensibilidad. Hué se
calla en un sueño eterno mientras permanece en el Aire
estrellado, separado de sus «santas especies».
En cuanto a la menor, se adivina
de donde le vinieron fealdad y razón.
Cuento
Aunque la belleza es una gran
ventaja para una joven, sin embargo la menor casi siempre tenía
superioridad sobre la mayor en sociedad. Al principio se
dirigían al lado de la más hermosa para verla y admirarla, pero
al poco rato se desviaban a la que tenía más ingenio para
oírla decir mil cosas agradables; y era sorprendente ver cómo,
en menos de un cuarto de hora, no quedaba nadie junto a la mayor,
y todo el mundo se había colocado en torno a la menor. La mayor,
aun siendo tan estúpida, lo notó perfectamente y hubiera dado
sin sentirlo toda su belleza por tener la mitad del ingenio de su
hermana. La reina, por más prudente que fuera, no pudo menos de
reprocharle un día varias veces su tontería, con lo que la
pobre princesa pensó morir de dolor.
Comentario
Bello Arte ideal atrae primero a
sus amantes, pero nadie sabe la manera de éste. La que dice
«mil cosas agradables» es pues más atractiva. Sin embargo,
este sentido del mundo no ha conocido más que el exilio, y la
menor habla sin haber cocido.
La mayor se cansa de soñar su
decir sin medida: no es más que el pensamiento de un vacío.
Cuento
Un día en que se había retirado
a un bosque para llorar su desgracia, vio que se le acercaba un
hombrecillo muy feo y muy desagradable, pero magníficamente
vestido. Era el joven príncipe Riquete del copete, que,
habiéndose enamorado de ella por los retratos que circulaban por
todo el mundo, había abandonado el reino de su padre para tener
el placer de verla y de hablar con ella. Encantado de encontrarla
así sola, la aborda con todo el respeto y la cortesía
imaginable. Habiendo notado, después de hacerle los cumplidos de
rigor, que estaba melancólica, le dijo: «no comprendo, Señora,
cómo una persona tan hermosa como vos pueda estar tan triste
como parecéis; porque, aunque puedo alabarme de haber visto
infinidad de personas hermosas, puedo decir que jamás he visto a
nadie cuya belleza se iguale a la vuestra».
Comentario
Seguridad de amor prometido les
guía a uno y otro en este bosque secreto. Allí Riquete
encontró este Hué, su prometida.
¡Cuánto la desea, este feo
sentido! La bella acude a su vez, no por deseo de un sentido vil,
como su hermana, sino por amor de palabras finas.
Cuento
«Eso lo diréis vos, Señor», le
respondió la princesa, y no pasó de ahí. «La belleza,
prosiguió Riquete del copete, es una ventaja tan grande, que
debe de suplir todo lo demás. Y, cuando se la posee, no veo nada
que pueda afligiros mucho. -Me gustaría más, dijo la princesa,
ser tan fea como vos, y tener ingenio, que tener la belleza que
tengo, y ser tan tonta como soy.
-Señora, no hay nada que
demuestre tanto que se tiene inteligencia como creer no tenerla,
y pertenece a la naturaleza de este don que, cuanto más tiene
uno, más cree carecer de él. -Eso no lo sé, dijo la princesa;
lo que sí sé es que soy muy tonta, y de ahí viene la pena que
me mata. -Señora, si lo que os aflige no es más que eso, puedo
fácilmente poner fin a vuestro dolor. -¿Y cómo lo haréis?,
dijo la princesa. -Señora, dijo Riquete del copete, tengo el
poder de dar tanto ingenio como se pueda tener a la persona a
quien más ame, y como sois vos, Señora, esa persona, no depende
más que de vos el tener tanto ingenio como se pueda tener, con
tal que queráis casaros conmigo».
Comentario
Cada uno de ellos desea lo que le
falta y la bella queda prendida en el gancho de las palabras de
Riquete. No carece de talento para entrampar la doncella: ¡Oh,
Alma-Idea, dice aquí este amante exiliado, sentido te daré, tal
será tu bella dote festejada; eres este Hué lavando mi
edad vil de su triste hielo! ¡Oh, desafío celeste a la edad de
hierro! ¡Oh, idea creando vida!
Illuminati
gustaverunt etiam donum coeleste.
Hebreos VI,
4.
«Iluminados,
también han saboreado el don celeste».
Cuento
La princesa se quedó cortada y no
respondió nada. «Veo, prosiguió Riquete del copete, que la
proposición os desagrada, y no me extraña; pero os doy un año
entero para decidiros.» La princesa tenía tan poco ingenio y al
mismo tiempo tenía tantas ganas de tenerlo, que pensó que el
fin de ese año no llegaría nunca; de modo que aceptó la
proposición que se le hacía. Apenas hubo prometido a Riquete
del copete que se casaría con él dentro de un año, tal día
como aquel, cuando se sintió completamente distinta de lo que
era antes; notó que tenía una facilidad increíble para decir
todo lo que le apetecía y para decirlo de una manera fina,
suelta y natural. Desde aquel momento entabló una conversación
elegante y sostenida con Riquete del copete, donde brilló con
tal fuerza, que Riquete del copete pensó que le había dado
mucho más ingenio del que se había reservado para sí mismo.
Comentario
Un año = un ciclo.
Soñar no era cocer en noviazgo de
una bella y de una palabra sabia. He aquí la gallina incubando
su gallo y la doncella se educa de su Riquete.
Una bella ha caído, entrampada en
gramática de amor. Es la escuela del bello lenguaje tan cara a
Virgilio y a Dante.
Cuento
Cuando regresó al palacio, toda
la corte no sabía qué pensar de cambio tan súbito y tan
extraordinario, porque igual que la habían oído antes decir
impertinencias, ahora la oían decir cosas muy sensatas e
infinitamente ingeniosas. Toda la corte sintió una alegría como
no se puede imaginar; sólo la menor no se alegró de ello,
porque, al no tener ya sobre su hermana mayor la ventaja de la
inteligencia, parecía a su lado una mona muy desagradable.
Comentario
Este palacio, es la corte de amor
cortés donde, a partir de ahora, nuestra bella «dirá cosas
sensatas e infinitamente ingeniosas». Respecto a la menor cuya
fealdad indica la vileza del sentido, perderá «la ventaja del
ingenio» e irá desapareciendo de nuestro cuento, pues el hada,
como ya hemos dicho, no le ha fijado ningún destino de amor.
Cuento
El rey se guiaba por su parecer y
hasta a veces iba a celebrar consejo a sus aposentos. Habiéndose
propagado el rumor de aquel cambio, todos los jóvenes príncipes
de los reinos vecinos hicieron lo posible por conseguir su amor,
y casi todos la pidieron en matrimonio; pero ella no encontraba
ninguno que tuviera bastante ingenio, y los escuchaba a todos sin
comprometerse con ninguno. Sin embargo, llegó uno tan poderoso,
tan rico, tan inteligente y tan bien plantado, que no pudo menos
de experimentar inclinación hacia él. Su padre, al darse cuenta
de ello, le dijo que la dejaba elegir esposo y que no tenía más
que declarar su voluntad. Como cuanto más ingenio se tiene más
trabajo cuesta tomar una resolución firme sobre ese asunto,
después de darle las gracias a su padre, le rogó que le diera
tiempo para pensarlo.
Comentario
Este rey alojado allí pidiendo
sabios consejos no es otro que el Fuego de los cabalistas a la
espera de una bella palabra que suena claro, y madurado por una
larga paciencia.
Muchos amantes se han prendado de
ella, pero la gallina incubando, se reserva su amor. ¿Qué
trampa estar ligada en sal de Sapiencia!
Cuento
Fue por casualidad a pasearse por
el mismo bosque donde se había encontrado con Riquete del
copete, para pensar más a gusto en lo que tenía que hacer.
Mientras se paseaba, pensando profundamente, oyó un ruido sordo
bajo sus pies, como de varias personas que van y vienen y se
agitan. Habiendo prestado oído más atentamente, oyó que
alguien decía: «tráeme esa olla». Otro: «dame esa caldera».
Otro: «echa leña al fuego». Al mismo tiempo se abrió la
tierra, y vio bajo sus pies algo así como una gran cocina llena
de cocineros, marmitones y toda clase de encargados necesarios
para organizar un magnífico banquete. Salió de ella un grupo de
veinte o treinta asadores, que fueron a acampar en una avenida
del bosque alrededor de una mesa muy larga, y que, con la aguja
de mechar en la mano y el rabo de zorro cayéndoles sobre la
oreja, se pusieron a trabajar al compás de una armoniosa
canción.
Comentario
La cocción acabada en su tarro,
el Año nuevo se revela desde una hendidura en la tierra. Un
nuevo ciclo comienza.
Desde esta hendidura olorosa la
Síbila de Cumas anunció la edad de oro en su época:
«Ultima Cumaei
venit jam carminis aetas
»Magnus ab
integro saeclorum nascitur ordo».
Virgilio, Bucólicas
IV, 4 y 5
He aquí que se aproxima la edad
última anunciada por el poema de Cumas. El gran orden de los
siglos renace íntegramente.
Una sal de alegría liga en gozo
este canto donde pasa el Arte «en una avenida del bosque». Un
pozo musical (Números XXI, 17) manifiesta su miel
reservada para el banquete de bodas.
Cuento
La princesa, extrañada por el
espectáculo, les preguntó para quien trabajaban. «Es, Señora,
le respondió el más notable del grupo, para el príncipe
Riquete del copete, cuya boda se celebrará mañana.» La
princesa, aún más sorprendida de lo que había estado, y
acordándose de pronto de que hacía un año, tal día como
aquel, había prometido casarse con el príncipe Riquete del
copete, se quedó de una pieza. El hecho de que no se acordara se
debía a que cuando hizo aquella promesa era tonta y, al adquirir
el nuevo ingenio que el príncipe le había concedido, había
olvidado todas sus tonterías.
Comentario
¡Qué tarro, de donde se educó
la espera de un largo deseo!
Cuento
No había dado treinta pasos
siguiendo su paseo, cuando se presentó ante ella Riquete del
copete, elegante, magnífico y como un príncipe que va a
casarse. «Señora, dijo él, aquí me tenéis puntual en
mantener mi palabra y no dudo de que vos hayáis venido aquí
para cumplir la vuestra y hacerme, dándome vuestra mano, el más
feliz de todos los hombres. -Os confesaré francamente,
respondió la princesa, que todavía no he tomado una decisión y
que no creo poder nunca tomarla como vos la deseáis. -Me
sorprendéis, Señora, le dijo Riquete del copete. -Lo creo, dijo
la princesa, e indudablemente, si tuviera que vérmelas con un
hombre malcriado y sin ingenio, me vería en una situación muy
embarazosa. Una princesa no tiene más que una palabra, me
diríais, y tenéis que casaros conmigo, puesto que me lo habéis
prometido; pero como la persona con quien hablo es el hombre más
ingenioso del mundo, estoy segura de que sabrá atenerse a
razones. Vos sabéis que, cuando era tonta, a pesar de todo no
podía decidirme a casarme con vos: ¿cómo queréis que con el
ingenio que me habéis dado, y que me hace todavía más exigente
de lo que era en materia de gente, tome hoy una resolución que
no pude tomar en aquel momento? Si pensabais de verdad en casaros
conmigo, habéis cometido el gran error de sacarme de mi necedad
y hacer que vea más claro de lo que veía.»
Comentario
He aquí el final de nuestro
cuento:
Este feo novio se regenera por
este Hué.
-¡Oh!, encuentro de la esposa
vista, atraída por lo que le falta: la medida de las palabras.
Desde el primer diálogo, fue la promesa de este cara a cara.
Un necio pensará: ¡este
encuentro no es más que el sueño del sentido tan solitario!
-¡El sentido que te perdió en destino bestial, no soñó! le
responde una sal de Sapiencia.
Esta doncella vislumbrada es el
Paraíso de Riquete. Este viene cuando la edad lo permite. He
aquí los raros misterios del sentido regenerado. Roma en su
prédica no hubiera creído en el Arte mágico: Riquete en su
dama riendo, sepultado.
Cuento
«Si a un hombre sin ingenio,
respondió Riquete del copete, se le admitiría, como acabáis de
decir, que os reprochara vuestra falta de palabra, ¿por qué
queréis, Señora, que no haga lo mismo yo en un asunto del que
depende toda la felicidad de mi vida? ¿es razonable que las
personas que tienen ingenio estén en peores condiciones que las
que no lo tienen? ¿podéis pretenderlo vos, que tanto tenéis y
que tanto deseasteis tener? Pero, si os parece, vayamos al grano.
Exceptuando mi fealdad, ¿hay algo más en mí que os desagrade?
¿estáis descontenta de mi nacimiento, de mi inteligencia, de mi
carácter y de mis modales? -De ningún modo, respondió la
princesa, en vos me gusta todo lo que acabáis de decirme. -Si es
así, prosiguió Riquete del copete, voy a ser feliz, ya que vos
podéis convertirme en el más agradable de todos los hombre.
-¿Y cómo puede hacerse eso?, le dijo la princesa. -Eso se
hará, respondió Riquete del copete, si me amáis lo suficiente
como para desear que así sea; y para que no dudéis más,
Señora, sabed que la misma hada que el día de mi nacimiento me
concedió el don de poder hacer inteligente a la persona que me
gustase, también os concedió a vos el don de poder hacer
hermosa a la persona a quien vos quisierais conceder esa
gracia».
Comentario
Reflexionando profundamente en
todo esto, el lector encontrará en nuestro cuento muchas cosas
curiosas. Se acordará también del texto de Zoroastro que
nuestro maestro Louis Cattiaux creyó oportuno poner como
epígrafe de su Mensaje Reencontrado:
«De este perfume viene, avanzando
hacia él su propia naturaleza, bajo la forma de una joven,
bella, brillante, de noble raza, ilustre, más brillante de
cuerpo que las más brillantes criaturas» (Louis Cattiaux, El
Mensaje Reencontrado, Ed. Sirio, Málaga, 1978, p. 329)
Riquete del Copete, ¿no es
también una imagen del Merlín profeta de los antiguos
caballeros? Era hijo del diablo y amante de la bella Viviana, la
bien nombrada.
Cuando nació este niño: «las
comadres se asustaron mucho porque era más peludo de lo que
jamás fue ningún recién nacido [...] y cuando le vio, su madre
se santiguó». ¿Y dónde encontró a su Viviana? en un lugar
boscoso, el bosque de Broceliando: «un día que estaba sentada
al borde de una fuente clara cuyas piedrecillas relucían como
plata fina». Al punto, comenzó a enseñarle sus artes de magia
[...] «cuyas palabras ella escribía sobre un pergamino». Se
volvió tan sabia que consiguió encerrar para siempre jamás a
Merlín, su amigo, en un aposento de amor del que nunca más
volvió. (Ver Les Romans de la Table Ronde, redactados por
J. Boulanger, Ed. Plon, París, 1941).
Cuento
«Si es así, dijo la princesa,
deseo con todo mi corazón que os convirtáis en el príncipe
más hermoso y más agradable del mundo. Y os concedo el don en
la medida en que esté en mi mano.»
Comentario
Creemos que ya no es necesario
comentar la continuación de nuestro cuento.
Cuento
En cuanto la princesa pronunció
estas palabras, Riquete del copete apareció a sus ojos como el
hombre más hermoso, mejor plantado y más agradable que ella
hubo visto jamás. Hay quien asegura que no intervinieron para
nada los encantamientos del hada, sino que sólo el amor realizó
aquella metamorfosis. Dicen que la princesa, después de haber
meditado sobre la perseverancia de su amante, sobre su
discreción y sobre todas las buenas cualidades de su alma y de
su espíritu, dejó de ver la deformidad de su cuerpo y la
fealdad de su rostro; que la joroba solo le pareció el porte de
un hombre con aires de importancia y que, así como hasta
entonces lo había visto cojear horriblemente, no le encontró
más que cierto andar inclinado que la encantaba; también dicen
que sus ojos, que eran bizcos, le parecieron por ello más
brillantes, que su defecto pasó en su mente por la marca de un
violento exceso de amor, y finalmente que su gruesa nariz roja
tuvo para ella algo de heroico y marcial. Sea como fuere, la
princesa le prometió al instante casarse con él siempre que él
obtuviera el consentimiento del rey, su padre. El rey, que se
había enterado de que su hija estimaba mucho a Riquete del
copete, a quien conocía además por ser un príncipe muy
inteligente y muy prudente, lo aceptó con sumo placer por yerno.
Al día siguiente se celebró la boda, tal como lo había
previsto Riquete del copete y según las órdenes que había dado
hacía mucho tiempo.
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(1) En ciertas traducciones
recientes de tendencia moderna y que provienen de sectores
católicos, se lee por ejemplo lo siguiente: «Escucha Israel, Yavé
nuestro Dios es el único Yavé». Esta traducción no
tiene sentido. Sin embargo, es lo que aparece en la santa Biblia
traducida al francés bajo la dirección de la Escuela Bíblica
de Jerusalén - el Deuteronomio traducido por H. Cazelles
P.S.S. profesor en el Instituto Católico de Paris, Ed. du Cerf,
1966. Otros traductores han tartamudeado de la misma manera.
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