LOS CINCO LIBROS

O LA LLAVE DEL SECRETO DE LOS SECRETOS

NICOLAS VALOIS

ÍNDICE

TEXTO ÍNTEGRO DE LOS DOS PRIMEROS LIBROS

INTRODUCCIÓN DE LA EDICIÓN

Texto francés establecido por Louis Cattiaux y presentado por Emmanuel d’Hooghvorst

Traducción de J. Lohest

C. del Tilo

Hace unos 65 años, un buscador solitario apasionado por la ciencia hermética se pasaba los días absorto en la lectura y en la copia de manuscritos alquímicos olvidados en los anaqueles de las grandes bibliotecas de París, mientras que su esposa trabajaba de criada para la subsistencia de la casa.

Este buscador se llamaba Louis Cattiaux, bien conocido de nuestros fieles lectores. Entre los manuscritos que estudiaba, hubo uno que llamó su especial atención: se trata de «Los Cinco Libros» de Nicolas Valois, uno de los tres compañeros normandos que realizaron la Gran Obra en el año 1420, según dice el mismo autor en su tratado, añadiendo que entonces tenía la edad de 45 años. (1)

Parece haber sido redactado hacia el año 1445. El manuscrito original se perdió, pero se han conservado varias copias de las cuales la más completa es la que figura en la Biblioteca parisina del «Arsenal», de finales del siglo XVI (núm. 2516) y que utilizaron las ediciones «Retz» en su colección «Bibliotheca Hermetica» para su publicación en el año 1975, así como las ediciones «La Table d’Emeraude», en el año 1992.

Louis Cattiaux realizó la copia de uno de los manuscritos, y, al transcribirla, tuvo en cuenta variantes de los otros, conservados en las Bibliotecas de París, suprimiendo algunos fragmentos y corrigiendo otros.

Esta misma copia, traducida en español, es la que La Puerta presenta a sus lectores, pensando en el interés que puede tener y considerando que las correcciones realizadas no han sido introducidas por cualquier copista, sino por un Conocedor de la Obra.

Pues parece ser que Louis Cattiaux obtuvo la Transmisión de la «Llave del Secreto de los Secretos» por medio del Maestro desaparecido Nicolas Valois, Transmisión que había quedado interrumpida desde mediados del siglo XVII, con el último Conocedor, Eugenio Filaleteo.

Así es cómo volvió a vivificarse la Tradición Hermética en Occidente.

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I. Ver Fulcanelli, Las Moradas Filosofales, libro II, capítulo I.

En efecto, no se trata de un saber que, como los demás, pueda formularse de alguna forma en proposiciones, sino que es el resultado del inicio de un comercio repetido con aquello que es la materia misma de este saber, resultado de una existencia que se comparte con ella…

Platón (1)

Nicolas Valois escribió estos cinco libros para su hijo. Es un maestro único por la simplicidad y la precisión de su enseñanza. Pero este libro se cierra si es leído en la escuela de los avaros de este mundo; en la de las musas, no se saboreará sin paciencia, ya que el oro de Hermes es el desafío de un Saturno filosófico.

Que este Saturno te ligue al pote, si has asido a este mercurio que no se lee sin cocerlo. En efecto, el texto tiene dos caras, una de ellas es bendita; la otra no es más que una máscara donde se lee un ídolo. Si ligas el estudio a tu cabeza, tu oro se disipará sin provecho: debes ligar tu lectura a la labor, y, como dice el autor,

«Labor te será enseñanza a condición de que sigas el camino recto, considerando primero lo que buscas, para qué fin, y por qué medio».

Así pues, lector, la comprensión del presente texto vendrá de ti mismo. No esperes recibirla de nadie, sino de tu propia experiencia, «a condición de que», añade el autor, «estés en gracia».

Si el desafío de esta química tentó al avaro Dite, su pensamiento, no obstante, no tiene la medida del sentido que conviene a esta obra y leerá lo que escribe el Filósofo, sin haberle pesado la pluma. Los Adeptos de este Arte han acordado su química al sueño de los avaros de nuestra edad, por ello, su química tiene dos sentidos. En alquimia, existen cien términos diferentes para significar un solo PAN, pero no se le puede leer si no es entrampado. Mal pensar hará obrar con astucia, errar, perderse.

¿Qué más podríamos decir respecto a estos cinco pequeños tratados? Nadie puede excluirse de los mismos, ya que significaría excluirse de la gracia divina. En efecto, este libro no dice nada más que la obra de Dios: «En la Obra de Dios», escribe el autor, «y en esta Luz tan encubierta de los Antiguos se encuentra el sello de los sellos que abre y cierra el libro de vida, en el cual están escritos los nombres de los Elegidos y de los que aman a Dios y a su prójimo». (2)

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1. Cartas, VII, 341c.

2. Esta presentación fue publicada en francés en N. Valois, Les Cinq Livres, Ed. La Table d’Emeraude, París, 1992.